A
las 5 de la tarde…
Una
hora muy torera, muy propia de las fechas en las que estamos…
La
Feria de San Isidro…
Pero
no era de eso de lo que íbamos a escribir…
A
lo que vamos, ayer, a esa hora y en las puertas de la Sala Roja de los Teatros
del Canal estaban los periodistas gráficos con sus equipos preparados para… ¿?
A
las 5 de la tarde…
Esa
era la hora en que una cantaora y sus músicos, o los músicos que la acompañaban
iban a realizar un pase para esos gráficos…
O
no…
A
las 5 y media de la tarde…
A
esa hora los reporteros seguían esperando que la cantaora y los músicos se
dignaran a recibirlos para ese pase…
A
las 6 de la tarde…
Por
fin se abren las puertas y los periodistas pueden pasar…
Aunque
allí no se aclara nadie ni nada…
Los
músicos siguen a su “bola”, los técnicos a la suya y la cantaora no se sabe…
Ante
las preguntas de la prensa, alguien dice que la cantaora está en el camerino
preparándose, pero que enseguida sale…
¿Preparándose
para qué?
Porque
cuando por fin aparece, una hora después, va en vaqueros y camiseta y empieza a
ir de allá para acá…
Entona
un tema, se hacen pruebas de sonido, de luces, los técnicos de un lado para
otro…
Que
si las luces, que si el sonido, que si la música, que no se oye, que se oye muy
alto, que si se acopla…
Mientras,
en el escenario los músicos y la cantaora siguen con sus probaturas, los
fotógrafos intentan realizar su trabajo, aunque nadie parece percatarse de
ello…
La
cantaora se mete en el segundo tema y al final de éste aparece un tipo que dice
que el pase ¿? Ya se ha acabado…
Y
allí nadie comentó nada, nadie dio una explicación del retraso, nadie se
disculpó, nadie se preocupó por saber si aquello estaba bien o mal…
Y
tal como llegaron, los gráficos se marcharon…
Mientras,
en el escenario los músicos y la cantaora seguían a su historia…
Ni
un gesto de agradecimiento, ni una palabra de disculpa, ni siquiera un “por ahí
os pudráis”…
Nada,
la ignorancia más absoluta para los reporteros gráficos, para los cámaras…
En
definitiva, como si no hubieran estado allí, por lo menos en lo que atañe a la
cantaora y a los músicos, que ni siquiera se dignaron en mirar una sola vez al
patio de butacas…
A
su bola…
Malamente…
Ah!
Se nos olvidaba, la cantaora era y es Argentina…
No
seamos groseros…
Carlos de Luna Béjar
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