Antonio
Albella, un actor en busca de un personaje
RESUMIDO EN 10 FOTOS Y 1 VÍDEO
Antonio Albella es actor de teatro, pero mucha gente aún le recuerda como uno de los componentes de “Locomía”, aquel glamoroso grupo que puso de moda los abanicos gigantes (para bailar) e Ibiza como meca del amor fou (para ligar)…
Antonio
se quiere centrar en su faceta de actor, y ahora se presenta en Madrid con una
obra de suspense, un thriller, “La habitación de Verónica”…
Charlamos
con él entre ensayo y ensayo. Tiene porte anglosajón, de principios del siglo
XX, con bigote engominado, y largas patillas, perfectamente podría pasar por un
noble británico, con maneras elegantes y conversación fluida y amena…
¿Desde
cuándo estás en el teatro?
En
el teatro desde que la vocación me llamó, esto es como las monjas y los
sacerdotes. Soy actor de vocación como creo que deben ser todos los actores, y
en el teatro, si hablamos profesionalmente, mi carrera tiene 25 años que cumplí
el año pasado desde que empecé en televisión con Consuelo Berlanga. Yo ya había
estudiado Arte Dramático y aunque empiezo a hacer funciones de teatro comercial
más tarde, pero digamos que mi carrera teatral, que anteriormente al 2007 había
hecho títulos, en el 2007, es decir hace 10 años, hago el gran éxito de Ana
Diosdado, “Olvida los tambores”, que ya se había hecho en el año 70 y nosotros
hicimos un remake y esa función en el Teatro de La Latina me supuso unas
críticas estupendas y me hizo un antes y un después en mi carrera, porque yo
que había estado en un grupo de fenómeno de fans…
¿Si
no me equivoco ese grupo era Locomía?
Sí,
exactamente, eso es. Venía de Locomía y en este país cuando vienes de otro
campo parece que hay que currárselo más, porque en otros países como Estado
Unidos o Inglaterra ven muy bien que cantes, que bailes y que interpretes, pero
bueno, este país es de etiquetas y es verdad que cuando estaba en el grupo
Locomía, éramos muy conocidos, bailábamos con abanicos, tuvo un éxito enorme y
fue un grupo mítico en la historia del pop español, yo ya era actor, ya había
estudiado, por lo tanto mi papel en el grupo lo tomaba como un personaje, los
trajes eran muy teatrales, íbamos vestidos con ropa muy exagerada, por lo tanto
cuando me vestía con esa ropa para mí era como interpretar un papel, mi etapa
en el grupo fue como una función de teatro más, que duró cuatro años dando
vueltas por el mundo.
¿Qué
queda en ti de Locomía?
Creo
que todos somos la suma de nuestras experiencias…
¿Sigues
teniendo relación con la gente del grupo?
No
tengo relación con todos, pero si con tres de ellos, y queda la música de los
90. Y ahora, concretamente, estoy haciendo de vez en cuando unas sesiones de
DJ, pero solo en fiestas de los 80 y 90, que están muy de moda. Me llaman para
poner la música y hago una sesión, pero no soy DJ, de nuevo soy un actor que
interpreta a un DJ, por lo tanto, estoy haciendo otro papel, de DJ…
¿Cuándo
eres Antonio Albella?
Ahora
contestando a tus preguntas y hablando de mi vida… (sonríe)
Cambiando
de tema, has hecho televisión…
Sí,
he hecho bastante televisión. Muchos episodios, pero no he tenido la
oportunidad de hacer un personaje fijo en una serie. Con la pinta de antiguo
que tengo no he podido trabajar en “El secreto de Puente Viejo”, ni “Amar es
para siempre”, en “Amar en tiempos revueltos” estuve en la primera temporada,
hace unos años; con Arturo Fernández estuve en “La casa de los líos”; he salido
en “Hermanos y detectives”, recientemente en varios capítulos de “Centro
Médico” … pero es lo que tiene la carrera del actor, vas entrando en las
series, pero en verdad que tengo muchas ganas de conseguir un personaje fijo
para desarrollarlo.
Televisión,
teatro, cine… ¿Qué te deja más satisfecho?
La
verdad es que soy un gran cinéfilo y me encantaría hacer cine, he hecho
cortometrajes, pero creo que el teatro es la base de todo actor.
Nos
centramos en la obra que representa actualmente en el Teatro Reina Vitoria de
Madrid, ese thriller del que hablábamos al principio, “La habitación de
Verónica”, cuyo autor es Ira Levin (La semilla del diablo)…
Una
pieza muy especial…
Es
un argumento totalmente retorcido y estamos haciendo unos personajes durante
hora y media siempre los cuatro en escena. Una pareja joven y otra madura, pero
lo que ocurre entre esas cuatro paredes, las tres del decorado y la cuarta que
es el público, es apasionante. Creo que va a ser una de las obras de las que
más se va a hablar esta temporada. Vamos a estar en el teatro durante dos meses
y pico, hasta el 12 de noviembre.
¿Y
tu personaje cómo es?
Puedo
hablar muy poco del papel, porque puedo decir algo y hacer un spoiler, tanto es
así que el autor ni siquiera pone el nombre, que los tenemos, pero el autor no
puso el nombre en el libreto porque desentrañaría parte de la trama, por lo
tanto, tampoco salen los nombres en el programa, somos, un hombre, que soy yo, Antonio
Albella; la mujer, Lara Dibildos; el muchacho, Javier Pascual, y la muchacha,
Lucía Gil. Así de misterioso es todo.
¿Qué
dificultad encierra la obra a la hora de interpretar?
A
pesar de que creo que tengo una gran vis cómica, en los últimos años he hecho,
curiosamente, teatro de suspense. Con esta función hago una especie de
trilogía. Hice en este mismo teatro “Crimen perfecto” de Hitchcock; hice con
gran éxito en el Muñoz Seca, “Diez negritos” de Agatha Christie, con este mismo
director, Ricard Reguant, y en un personaje muy particular, y ahora “La
habitación de Verónica”. Es un teatro que no se hace habitualmente, pero que
gusta muchísimo a la gente, le apasiona al público, porque es una hora y media
donde están tan pendientes de lo que ocurre, ya lo hemos testado en el estreno
de Valladolid, y la gente está sentada sin parpadear…
La
obra tiene un ambiente enrarecido, malsano, aunque parezca todo muy amable…
Sí,
es un ambiente malsano, esa sería la palabra, a pesar de que estamos tan
amables con la visita, pero el decorado, las humedades… es una sensación de
inquietud muy grande que cuando llega el segundo acto es tan sorprendente… es
una obra perfecta, con una arquitectura teatral perfecta que se pone muchísimo
en EE. UU., pero era muy difícil de traer a Europa, aunque se ha puesto en
algunas ciudades, pero nunca en Madrid, se hizo en catalán en Barcelona, pero
nunca en castellano…
¿Por
qué?
Porque
los derechos los tienen los herederos muy blindados, porque Ira Levin es muy
importante, y no quieren ni darla para que se haga en cine para que no se sepa
el final, porque el cine tiene una difusión tan amplia que los herederos
piensan que si se hiciera en cine se dejaría de representar por el mundo. Por
eso la tienen blindada y cuidada, incluso la cartelera, ha habido mil
conversaciones con Nueva York por el tamaño de las letras del nombre de autor,
los americanos protegen mucho su mundo del espectáculo, es una industria para
ellos y para ellos es muy importante hasta el tamaño de las letras de los
autores.
¿Y
qué otros proyectos tienes?
Ahora
mismo que esta obra sea uno de los grandes éxitos de la temporada madrileña, (sonríe
abiertamente) porque cuando estás en
teatro y en una producción como ésta y han confiado en ti, lo único que quieres
es que el público entre, que venga la mayor gente posible para que se recupere
la inversión y sobre todo para dar a conocer la cultura…
Por
último, ¿te importa la crítica?
A
todos nos importa la crítica, aunque digamos que no. Para saber que opinan de
la obra y también para saber que opinan de tu personaje y de tu trabajo y una
buena crítica es muy bonita.
Y
allí dejamos a Antonio Albella, rematando algún detalle, puliendo algún gesto y
dispuesto a enfrentarse al dictamen del público…
Encantados
de reconocerte Antonio…
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